No debí confiar en él el día que me
dijo que no le gustaba el mate
“No me gusta el mate”- me dijo- “son
un montón de palos flotando en agua sucia que me hacen cagar troncos”
Yo lo miré con cara de “nene, vos no
entendes nada” y me hice la que nada me pasó por adentro. Mentira, sentí
desilusión. La reprimí bien rápido. No entré en conciencia de que estaba al
horno, ya había caído rendida ante su cabello que flameaba en lo alto.
A los días lo volví a mirar. El
verde de los árboles que entraba por la ventana contrastaba precioso con el
blanco de su sweater tejido a mano. Se me hizo un nudo en la garganta y preparé
el mate para mi sola. Me arrebataron las ganas de que él quiera pedirme uno. Ni
me miró. En ese momento quise pensar que mi necesidad de tomar mate era
consecuencia de haber nacido en Entre Ríos y que él, al no apegarse a ninguna tierra, ni siquiera con la nostalgia, no tenía nada que extrañar de su bola de
sal natal. Pero yo sí: tenía mi mate, mi termo, una matera amarilla patito y
mucha actitud.
Ante su indiferencia, opté por otras
cosas, leer un libro y tomar mate sola. Me sentí importante porque a mí me
gustaba el mate y a él no. Sentí que era especial, quise convencerme que era
especial. Yo tenía la panza verde y él no. Tenía certeza que si nos seguíamos hablando sin mate de por medio iba a ser algo bien fuerte,
porque las excusas iban a tener que ser más creativas para encontrarnos por la
tarde.
Pasado el tiempo, la creatividad iba
en picada. Eventualmente me hablaba, pero no había conversación de mate, no
había excusa y yo tenía un gran problema
si él no tomaba mate. Si me tomaba el termo sola, me hacía pis encima, si no tomaba mate, me caía dormida al toque en la mesa. Tenía que
encontrar una solución. El chico me gustaba, al chico no le gustaba el mate, el
mate me gustaba a mí... la pregunta era - ¿qué mierda le gusta a este pibe? La
respuesta era obvia, le gustaba el café.
3 años en una relacion en donde era la unica gustosa de mate... 3 años de tardes extrañas, sólo con Cindor. 3 años después vuelvo a caer en un especimen similar. Soy yo? Son ellos? claramente son ellos. A mi me gusta el mate, y nunca puede ser culpa del mate!
ResponderEliminarQue no exista dialogo "mateada" es quizás lo que más nos desilusiona. Hay quienes no le pondrían café al mate porque su fundamentalismo no se los permite, yo lo haría con gusto si del otro lado tengo una persona dispuesta a compartir.
ResponderEliminar"(...)Tenía certeza que si nos seguíamos hablando sin mate de por medio iba a ser algo bien fuerte, porque las excusas iban a tener que ser más creativas para encontrarnos por la tarde.(...)"
ResponderEliminarsi es así, quizás sea una buena señal, porque parece que se está poniendo de moda no tomar mate, para mi que es pura pose